Proceso;
Verónica Espinosa
GUANAJUATO, Gto., 2 de noviembre (apro).- La cantante peruana, Carmina Cannavino, rindió un homenaje a las mujeres que han muerto en hechos de violencia en México, así como a las independentistas y revolucionarias, durante el concierto que ofreció en el Festival Internacional Cervantino (FIC), donde la artista se sumó al grito de “Ciudad Juárez: ni una más”.
Dentro de la programación cervantina dedicada al Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, Cannavino escogió temas dedicados a mujeres de los distintos momentos en que se gestaron las luchas insurgentes en México y en otros países de América Latina, y los agrupó en “Las inmortales”, para ofrecerlas al público en la antigua hacienda de San Gabriel de Barrera.
En este recorrido por la música y la historia desde su lado femenino, la intérprete pasó lista de presentes a Micaela Bastidas –esposa de Tupac Amaru II-- ejecutada a los 36 años en una plaza pública; Juana Azurduy, guerrillera en Bolivia; Manuela Sáenz, compañera de lucha y vida de Simón Bolívar; Josefa Ortiz de Domínguez, conspiradora del movimiento independentista en 1810 y Margarita Maza, esposa de Benito Juárez.
Tampoco olvidó a las mujeres anónimas o de historias poco documentadas, pero insustituibles en otras batallas revolucionarias: la adelita, la rielera, la coronela villista Caritina. Y terminó con mujeres contemporáneas, como la guatemalteca Alaide Foppa, escritora, feminista y profesora, que vivió varios años exiliada en México, y quien, al regresar a su país en diciembre de 1980, fue secuestrada y desaparecida por el régimen dictatorial imperante entonces en ese país, que habría dispuesto su asesinato.
Así, la mezcla continental incluyó también arreglos que fusionaron la música popular mexicana con los ritmos sudamericanos tradicionales para cantar sobre todas a estas mujeres rebeldes.
“Ahora a los rebeldes se les dice subversivos y se les combate”, dijo Cannavino, quien interpretó también temas para los migrantes y exiliados que, dijo, desde otro país deben trabajar para el sostenimiento de sus familias.
Cannavino se llamó a sí misma una exiliada de Perú, su país de origen, asentada en México, “porque los artistas en mi país están en el abandono más absoluto”.
Añadió que este mismo panorama se presenta en México. “Ojalá que este Cervantino cumpla un centenario y un bicentenario, para que los artistas tengamos foros donde expresarnos”.
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